La línea entre el desarrollo sostenible y las fobias

Este año en el que se celebra el Día Mundial del Turismo para el Desarrollo (27 de septiembre), el ambiente
está más caldeado que nunca. A temas como la paz y el diálogo, la energía, la accesibilidad o el patrimonio mundial, tratados en las ediciones anteriores de esta conmemoración, se suma ahora un sentimiento que ha copado los informativos este verano –al margen de los repulsivos atentados terroristas de Barcelona y Cambrils–, y que no es otro que el odio al visitante o ‘turismofobia’. El debate sigue sobre la mesa cuando España está a punto de superar los más de 80 millones de viajeros recibidos y todo el sector respira con la perspectiva de que los resultados les saldrán a cuenta. Hasta ahora. Frente a los beneficios econónimos, ya no sólo para los establecimientos hosteleros en sí, sino también para la sociedad y el país en general, se contrapone la proliferación de apartamentos ilegales, el agotamiento de los recursos o la ‘turistificación’ de destinos. Problemas como éstos han provocado actos vandálicos contra autobuses y edificios públicos, y suponen una actitud regresiva, nada beneficiosa, que lastra la fuerte inversión realizada para captar al turista de calidad, aquel que respeta las calles por las que camina y admira la forma de vida de los ciudadanos con los que comparte acera. Tan sólo el año pasado, 1.235 millones de viajeros cruzaron las fronteras internacionales. Para 2030, estos 1.200 millones se habrán convertido en 1.800 millones. El efecto de los últimos atentados sobre el turismo ha sido limitado y temporal, por lo que el sector confía en recuperar la normalidad pronto. Para mantener la posición de liderazgo mundial que ostenta nuestro país, la cuestión que se plantea es cómo hacer que las oportunidades que se presentan contribuyan a impulsar el desarrollo sostenible del turismo. Y, como dice el secretario general de la OMT, Taleb Rifai, esos millones de turistas “viajen a donde viajen, recuerden respetar la naturaleza, la cultura, y a sus anfitriones”. Un respeto que debería de ser mutuo.