El delivery hace su agosto con el mundial ¿y después, qué?

El inicio del verano de 2018 no puede compararse a ninguno de los anteriores. La venta de comida a domicilio se ha anunciado a bombo y platillo como la tendencia clave de este año. Con el marco del mundial de fútbol, todavía ha sido mayor la difusión sobre la importancia de este servicio para seguir siendo una opción para el consumidor. Plataformas multimarca como Just Eat anunciaban al comienzo de la cita futbolística un repunte en los pedidos de un 35 % “durante los días en los que juegue la selección”. Una previsión que se apoya en que la celebración de un partido de fútbol se sitúa en la cuarta posición en el ranking de los momentos preferidos por los consumidores para pedir comida a domicilio, detrás de planes con amigos, un día de lluvia y una cita romántica. El caso es que las ganancias de bares y restaurantes con respecto a un domingo de julio sin campeonato podrían aumentar al menos un 66% en los partidos más importantes, juegue España o no, según un estudio elaborado por UniversalPay, entidad especializada en soluciones de pago físicos y digitales.
También Kantar Worldpanel señala a las celebraciones deportivas y a la falta de ganas de cocinar como las razones que más impulsan el delivery respecto al resto de opciones. El auge de esta tendencia y sus beneficios para el negocio –suele tener un ticket medio un 30% superior al de la restauración organizada– está haciendo que cada vez más establecimientos se adapten a esta necesidad de consumo. Ya no sólo hablamos de pizzas, sushi, hamburguesas y refrescos, los reyes en este campo; sino que, según las previsiones de quienes controlan las tendencias, tanto el take away como los pedidos a domicilio están llamados a llegar a todo tipo de restaurantes.
Se cree que el peso de este segmento crecerá un 10% en los próximos cuatro años y, según todos los estudios realizados en torno al servicio (como el de ShopperView de Aecoc, que recogemos en este número de InfoHoreca), puede convertirse en una oportunidad única para incrementar la facturación. Para aprovecharla y que revierta en beneficios a largo plazo, habrá que estudiar primero qué es lo que quiere el cliente y cómo el negocio puede adaptar su oferta lo más posible a estos requerimientos. Hacerlo de la mano de los agregadores – el 40% de los pedidos se realizan a través de ellos– o gestionarlo directamente desde el establecimiento está en la mano del hostelero.