El desarrollo del proyecto Oilpulse ya ha concluido, pero se sigue trabajando en la recopilación de datos de distintas cosechas para "avalar la rentabilidad" del proceso antes de que se comience a comercializar el aceite obtenido por la aplicación de electricidad.
En concreto, se aplican descargas eléctricas a las aceitunas de manera que las células de la oliva que contienen el aceite se rompan, simplificando la extracción de aceite y aumentado la producción del mismo.
Los trabajos han sido desarrollados por la empresa española Ateknea Solutions, con la colaboración de Aceites Malagón, la Universidad Técnica de Berlín, D’Addato Agroalimentare y el fabricante de maquinaria oleícola Hakki Usta.
Los investigadores destacan, además del aumento de la producción, otras ventajas como que con la aplicación de electricidad se obtiene un aceite de mayor calidad dado que permite transformar las olivas a temperaturas más bajas –proceso conocido como “prensado en frío”–.
De esta forma no sólo se generan menos desechos, sino que el aceite que se obtiene es más rico en fitonutrientes y alarga la vida útil del producto final.
En la Unión Europea se producen alrededor de 2 millones de toneladas de aceite de oliva virgen cada año, siendo España el principal productor a nivel mundial, con una producción cercana a 1,2 millones de toneladas anuales.