El vino rosado está de moda. Según IWSR, su consumo alcanzará el 9,3% del mercado mundial de vinos el próximo año. Esto supone que, entre 2012 y 2017, los rosés habrán crecido un 7,7%, mientras los blancos y tintos lo habrán hecho solo un 4,7% a nivel internacional.
En el caso del grupo Codorníu Raventós, en los últimos dos año, sus ventas de rosados han incrementado su valor un 34% en valor y se prevé que siga creciendo al alza, sobre todo en las gamas más altas.
“En 2001 fuimos pioneros del sector con el lanzamiento del primer cava rosado elaborado a base de pinot noir, y ahora ampliamos esta categoría de rosés con vinos de lo más sugerentes y variados creados para satisfacer la amplia demanda de los amantes del vino”, comenta Guillem Graell, Director de Marketing del Grupo Codorníu Raventós.
Graell se refiere a Viñas de Anna Flor de Rosa, el primer vino rosado en la historia de la marca Codorníu, un sugerente y estructurado rosado elaborado a base de pinto noir y trepat. Otra de sus propuestas es Viña Pomal Rosado 2015, el primero de la histórica marca riojana, elaborado con las tradicionales variedades garnacha (70%) y viura (30%).
Pero si hay que destacar una de las novedades del gripo es el Vol d’Ànima de Raimat Rosé, uno de los primeros rosados de España elaborado con un método revolucionario y con la elegancia y la estructura que aportan las variedades pinot noir y chardonnay. Vendimieado durante la noche, para mantener la temperatura baja y no provocar oxidaciones y sólo se utilizó el primer mosto del prensado, el mosto flor, que posteriormente se decantó a baja temperatura y por separado. La enóloga, Elisabet Figueras, se encarga de realizar la mezcla final. Una técnica muy arriesgada ya que el experto debe prever cómo la fermentación une los aromas y sabores de las dos variedades.
Todos ellos se caracterizan por un tono pálido, aúnan la delicadeza del blanco y el regusto floral del tinto, y son fruto de una elaboración más cuidada.