La legionelosis suele seguir un patrón estacional, registrándose un aumento de casos durante el verano con motivo del incremento de la temperatura. Un adecuado mantenimiento de las torres de refrigeración y del resto de equipos de riesgo -aspersores, nebulizadores, spas, piscinas o fuentes públicas- es clave para la prevención de esta enfermedad.
De hecho en la Jornada Técnica sobre la Norma UNE 100030 de prevención y control de la legionela, que tuvo lugar el pasado mes de mayo en la sede de la CEOE, los ponentes coincidieron en señalar cómo se ha prestado especial atención a los equipos de enfriamiento evaporativo, generándose una injustificada alarma social, mientras que otras instalaciones de riesgo deben ser igualmente tratados contra la legionela.
En este sentido, la Asociación añade que los avances técnicos de los últimos años contribuyen a facilitar el mantenimiento de los equipos y reducir el riesgo a que estos alojen y difundan colonias de legionela.
Mantenimiento más sencillo y mejor seguridad socio-sanitaria
- Éste es el caso de los rellenos de alta eficacia que se han transformado con la utilización de materiales resistentes -polipropileno y poliéster-;
- los separadores de gotas, que han experimentado una evolución similar en cuanto eficacia a la hora de evitar la salida de gotas de agua al exterior;
- la mejora de la accesibilidad, a través de puertas amplias que facilitan la entrada de los técnicos; l
- a evolución en los sistemas para facilitar el drenaje, la limpieza y la toma de muestras, que se traduce en bandejas inclinadas, plataformas y escaleras; y, por último,
- las ventanas, cuyo diseño evita el paso de luz o agua que lleva suciedad evitando que los rayos ultravioletas provoquen las condiciones necesarias para el desarrollo microbiológico en el interior de la torre.
“Cabe recordar que la legionela se combate en invierno, lo que significa que el programa completo de mantenimiento debe realizarse durante todo el año”, recuerda Manuel Lamúa, gerente de AEFYT. Conviene recordar la necesidad de realizar un correcto mantenimiento y limpieza de todos los equipos de riesgo contemplados en el Real Decreto 865/2003, de 4 de julio.