Para poder utilizar el sello identificativo de cervezas artesanas, habrá que acreditar una serie de características garantes de la calidad e independencia del producto final:
- que cumplan con la normativa vigente en cuanto a la fabricación de cerveza y su venta;
- que su volumen de producción anual no supere los 50.000 hectolitros;
- que no estén participadas, directa o indirectamente, por parte de una gran empresa del sector y
- que no utilicen ingredientes distintos a la malta como fuente de almidón con la finalidad de abaratar los procesos productivos.
Este sello, utilizado por muchos de los asociados de AECAI, se ha inspirado en el creado recientemente por la Brewers Association de Estados Unidos, con el que unas 800 cerveceras craft independientes americanas pretenden diferenciarse de las macrocerveceras.
Algo similar ya hizo hace tiempo la SIBA, Sociedad Británica de Cerveceros Independientes, que ya ha anunciado que en la Feria de la Cerveza Artesana de Londres que se celebra en el mes de agosto iniciará una campaña informativa para distinguir la cerveza artesana independiente de la que no lo es.
La apuesta por las cervezas artesanal
Actualmente, las grandes multinacionales, tanto en España como en otros muchos países, están comprando o absobiendo microcerveceras. La agrupación señala que incluso algunas "cuentan con producción propia que no cumple con lo que los microcerveceros definen como cerveza artesana, a pesar de que se comercializa como ta".
El presidente de Aecai, David Castro, reivindica el derecho del consumidor de "saber que está bebiendo y quién o quiénes están detrás de una cerveza que se vende como artesana pero que, en nuestra opinión, no lo es”. Castro sostiene que “con este sello y con la campaña informativa que vamos a iniciar desde AECAI pretendemos que la gente sepa si está consumiendo o no cerveza artesana y, especialmente, garantizar la calidad y la independencia del producto”.