El encuentro virtual "Higiene del agua, climatización y saneamiento en tiempos del COVID-19: problemas sobre problemas", organizado por la Sociedad Española de Sanidad Ambiental (SESA), ha reunido a expertos para debatir sobre diferentes cuestiones relacionadas con la higiene del agua y la prevención de la legionelosis.
Uno de los peligros sobre los que se ha puesto la voz de alarma ha sido la estanquidad del agua en los edificios, "que puede provocar alteraciones importantes de la calidad química y microbiológica del agua, con la aparición de riesgos potencialmente importantes para la salud pública que pueden incluir la presencia de patógenos como la Legionella pneumophila. La reapertura adecuada de los edificios que han permanecido cerrados en los últimos dos meses va a ser muy importante para minimizar estos riesgos", ha asegurado el Dr. Sebastián Crespi, Consultor de la OMS en la preparación de la Guía “Operational considerations for COVID-19 management in the accommodation sector”, del Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades (ECDC) y de la Unión Europea.
"Se sabe que los pacientes con COVID-19 presentan con relativa frecuencia coinfecciones que están, a su vez, muy relacionadas con incrementos de mortalidad. En las coinfecciones de origen hídrico, causadas por microorganismos oportunistas como Legionella, Pseudomonas o micobacterias no tuberculosas, el objetivo es asegurar que la calidad de agua que le pueda llegar al paciente sea optima, microbiológicamente hablando", ha explicado el experto.
En los hospitales son comunes las barreras de control reforzadas y adecuadas para esta prevención, como la cloración, filtración en punto final de uso en grifos y duchas, etc., "pero para los hoteles y para las residencias podría tratarse de una situación totalmente nueva", advierten.
Plan preventivo
El Dr. Crespí es coautor de varias guías de ESGLI (Grupo Europeo de Infecciones por Legionella) sobre cómo manejar el sistema de agua en las instalaciones durante la pandemia de COVID-19, recientemente publicadas, que ofrecen a responsables y administraciones, recomendaciones para prevenir en la medida de los posible el riesgo de infecciones por Legionella durante esta situación excepcional.
Los filtros de agua de punto de uso, con tecnología de membrana en profundidad y grado esterilizante, actúan como una barrera física reteniendo de forma inmediata aquellas bacterias presentes en el agua y por tanto se les debe exigir evidencia de no contaminación aguas arriba, es decir del filtro hacia el interior de la tubería, así como ser compatible con las medidas de desinfección sistémicas y de choque, durante toda la vida útil del filtro.
Sobre el baño en playas y piscinas
Otro aspecto abordado fue el de las aguas potables y de baño que son "razonablemente seguras". Para el Dr. José Mª Ordoñez, experto de SESA y Profesor de Salud Pública de la Universidad Francisco de Vitoria de Madrid, "las condiciones ambientales que se dan en el verano, en concreto de temperaturas más altas, humedad relativa más baja, radiación solar y, sobre todo, la radiación UV más alta, etc., pueden ser elementos amortiguadores de la capacidad de supervivencia del virus e, incluso, de su inactivación".
Ese conjunto de variables, "actúan como auténticos viricidas, por lo que quizá se pueda disfrutar, tanto de la playa como de las piscinas, eso sí definiendo las distancias sociales, estableciendo aforos compatibles, aplicarse en las manos geles hidroalcohólicos, etc. y cualquier otra pauta que puedan establecer las Autoridades de Salud Pública", ha reconocido.
El encuentro virtual, patrocinado por Pall Medical, congregó a más de 750 inscritos nacionales y latinoamericanos y contó con el reconocimiento de organizaciones como la Sociedad Iberoamericana de Salud Ambiental (SIBSA), OPS/PAHO.