El término olor se utiliza normalmente para referirse a los olores desagradables. Por ejemplo, la fragancia a jazmín o lavanda en un balneario llega a ser relajante, sin embargo el olor procedente de las cocinas, los baños y los desagües cerca de un restaurante es inaceptable. Algunas moléculas se clasifican como irritantes: además de crear una molestia olfativa, tienen un impacto negativo en el cuerpo humano. Un ejemplo clásico sería la activación de los conductos lagrimales al cortar cebollas.
En los centros urbanos, el dióxido de nitrógeno y el ozono son gases irritantes responsables de las enfermedades respiratorias. En casos extremos, las moléculas pueden ser tóxicas y provocar muertes en concentraciones críticas. Todas las moléculas aerotransportadas son extremadamente pequeñas y, cuando se inhalan, penetran fácilmente a través del sistema respiratorio, pasan por los pulmones y se distribuyen por todo el cuerpo, incluidos los órganos vitales.
El control de los olores en las cocinas de los restaurantes es una de las innumerables aplicaciones críticas de la filtración molecular.
En el proceso de eliminación y neutralización de las molestias originadas por los olores, los pasos a seguir son:
- Encontrar la fuente del olor
- Una solución de control de olores efectiva.
- Mantener el sistema de filtración y el nivel de higiene
Respecto a este último, Camfil recomenda la instalación de los filtros de retención de gases y olores lejos de la cocina, ya que son más efectivos a bajas temperaturas.
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