La Alianza de las empresas turísticas Exceltur se muestra optimista de cara a un octubre en el que los indicadores apuntan hacia una recuperación de los niveles pre-covid, tras un verano en el que se ha iniciado la senda positiva, si bien con comportamientos muy distintos entre los destinos de litoral y los urbanos.
A partir de los datos de los establecimientos hoteleros en los meses de julio y agosto se ve cómo remontan los ingresos, sobre todo en el octavo mes del año, cuando hubo un “notable impulso a la reducción de las caídas, con un -24,9% que en mismo mes de 2019. En el mes de julio, los niveles de ingresos eran un 40,7% más bajos que antes de la crisis, mientras que en septiembre se sufrió una caída del 34,2%.
Por el momento, con el 18,6% de los hoteles cerrados, la ocupación de las plazas hoteleras están en un 57,4%, lejos del 75,8% de 2919, con un RevPAR medio de 58,3 euros (-23,2%).
Hablando de destinos, los urbanos acabaron el verano con cada vez más plazas abiertas, pasando del 78% en junio al 92% en septiembre, con una ocupación media en este periodo del 59,5%. Esta apertura se produjo de forma desigual, ya que mientras algunas ciudades aún mantuvieron una parte relevante de sus plazas cerradas, como es el caso de Granada, Barcelona o Madrid, otras apostaron incluso por la apertura de nuevas plazas, especialmente a partir del mes de septiembre, siendo en caso de San Sebastián, Bilbao o Cádiz.
Durante los meses estivales, la demanda nacional hizo que las buenas cifras se reflejaran en las ciudades de menor tamaño, como Cádiz (ingresos: +3,2%, plazas: +3,7%, RevPAR: +1,1%) o Alicante (ingresos: -5,4%, plazas: -0,9%, RevPAR: -5,1%), las ciudades de tamaño pequeño de interior como Cuenca (ingresos: +2,0%, plazas: -8,0%, RevPAR: +13,0%), Cáceres (ingresos: +0,6%, plazas: -6,3%, RevPAR: +6,3%), Segovia (ingresos: - 4,4%, plazas: -4,8%, RevPAR: +0,9%), o Mérida (ingresos: -10,5%, plazas: -8,1%, RevPAR: -1,5%), y las ciudades asturianas Gijón (ingresos: -8,3%, plazas: -9,4%, RevPAR: +1,4%) y Oviedo (ingresos: -5,9%, plazas: -4,4%, RevPAR: -0,5%), fueron las mejor paradas.
En general, teniendo en cuenta la evolución en otros destinos como Barcelona, Madrid, o Sevilla, entre otros, los niveles de RevPAR medios se mantuvieron por debajo de sus niveles habituales con ingresos medios por habitación en este período (junio-septiembre) de 53€ (-38% respecto a 2019), debido a ocupaciones un -25,6% por debajo de lo habitual y con caídas de precios del -16,4%.
En el caso de los destinos vacacionales, las zonas costeras de Andalucía y las de la Comunitat Valenciana (con la excepción de los destinos como Benidorm de mayor presencia de turismo extranjero principalmente británico) fueron la que experimentaron menores caídas de sus ingresos en los meses , gracias al mencionado tirón de la demanda nacional.
La recuperación se ha reflejado en el ritmo de apertura de la oferta alojativa. La de los destinos vacacionales abierta en junio se limitaba al 60,3%, llegando al 86,2% en septiembre, si bien con un grado de ocupación media del 61,5%.
Esta apertura se produjo con grandes diferencias entre destinos, casi total en los de mayor presencia de demanda doméstica como la costa andaluza y valenciana (Costa del Sol 92,8% abierto entre junio y septiembre, Costa de la Luz de Cádiz 96,6%, Costa de la Luz de Huelva 90,1%, Costa Blanca 85,5% (apertura algo más bajo debido al cierre de parte de la planta de Benidorm), Costa de Valencia 95,9%) y más reducida en destinos de en la costa catalana y en Baleares y Canarias (Costa de Barcelona 68,3%, Costa Brava 80,9%, Costa Daurada 79,4%, Isla de Mallorca 72,8%, Isla de Menorca 87%, Isla de Ibiza 74,5%, Isla de Tenerife 68,1%, Isla de Lanzarote 74%, Isla de Fuerteventura 77,2%, no obstante, con mayor apertura en la Isla de Gran Canaria 88,5%).
Los hoteles vacacionales que han abierto en verano registraron un nivel de RevPAR agregado inferior al pre pandemia (73,5€, un -20% por debajo de 2019), con un ocupación un -28% menor, pero unos precios un +11,2% por encima, debido a la venta de los productos de mayor precio favorecidos por la notable demanda puntual de turistas de alta capacidad adquisitiva, que han incrementado sus niveles de ahorro durante los meses de pandemia.