Una de las premisas principales a la hora de realizar el interiorismo del restaurante Miró fue que el comensal debía transportarse a un ambiente nocturno cuando estuviera dentro del local. Tratar de evocarle al cliente esa sensación de entretenimiento y libertad nocturna es lo que llevó a la utilización de un espacio totalmente oscuro.
Esta opción ofrece un sinfín de posibilidades y el interiorista Antonio García, de Dekorasihome, se ha servido de las más especiales para conseguir un fin común, el lujo y la excelencia. El oro, al igual que el terciopelo son un sello inherente en Vical y así ha ocurrido también en la decoración prevista.
En ese ambiente oscuro de paredes y techos en negro mate, los acabados en oro y los terciopelos utilizados, tanto el mostaza para taburetes como el rojo y el negro para sillones y sillas, realza completamente el local, haciendo que el comensal fije su atención en ellos casi sin darse cuenta.
Al tratarse de un espacio donde predomina el negro se han incorporado diferentes puntos de atención. Para ello se ha dotado a las paredes de este papel protagonista con puntos de luz indirectos colocados sobre ellas, de este modo se facilita la profundidad a la vez que se ayuda a realzar el juego de contrastes.
El mármol, al igual que el terciopelo y el oro, es otra de las señas de identidad de la marca de muebles, y en esta ocasión resulta imprescindible su presencia para romper con la oscuridad en el elemento principal del local, la barra. En esta estancia, el mármol en tonos claros brilla frente a la oscuridad del local, ayudado por una iluminación indirecta que resalta sus características.
La principal singularidad del Restaurante Miró ha sido la diferenciación, otra muestra de ello son los elementos florales colocados en las paredes. Los cuales hacen un guiño a la naturaleza y al medio ambiente sin tener que recurrir al clásico botánico de planta verde, utilizado comúnmente.
Oscuridad, contraste, mármol, terciopelo y calidez para representar un estilo muy marcado donde predomina la satisfacción de poder transportar al cliente a una noche sin fin.