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El 24 de septiembre ha abierto sus puertas en Marbella el último proyecto de Dani García: Tragabuches. El restaurante, que representa una vuelta a los orígenes del cocinero, tiene un modelo de cocina non-stop.

Corría el verano de 1998 cuando nacía Tragabuches en Ronda, que contaría con un joven Dani García, de tan solo 22 años, al frente de sus fogones. No se trataba de un restaurante vanguardista y multipremiado, sino el primer establecimiento de kilómetro cero con Andalucía como protagonista indiscutible de su propuesta. Hoy, bajo esa misma esencia, el chef marbellí recupera y actualiza ese primer restaurante que le abrió paso en el universo culinario. 

Con una capacidad para hasta aproximadamente 200 personas, Dani García vuelve así al origen de todo, con una propuesta gastronómica que sabe a Andalucía y está centrada en el producto. 

Concebido como un "refugio para disfrutar de los sabores andaluces en familia", esta filosofía se palpa en el propio espacio, sosegado y sin artificios, donde destaca el empleo de materiales nobles, sencillos y de calidad, en una búsqueda de la sofisticación a través de la simpleza. Entre ellos, se encuentra la madera en los suelos y techos, que crean un diálogo de uniformidad y calidez, así como el terrazo y los ladrillos en blanco roto, que generan un contraste con los materiales más cálidos. El ambiente viene definido por diferentes puntos, equilibradamente distribuidos en la planta, donde se exponen distintos tipos de productos, lo que nos lleva directamente a los puestos de un mercado. 

El espacio cuenta con dos zonas bien diferenciadas: la barra y el salón, que estarán disponibles en cualquier horario del local, siendo una cocina non-stop. En cuanto al salón, tendrá una carta que incluirá una sección dedicada a la chacina andaluza con bocados como paletilla ibérica de castaña de la serranía de Ronda o carne mechá en su jugo al oloroso; y otra de quesos autóctonos entre los que se encuentra El Bucarito curado en manteca o El Bosqueño emborrado en trigo del bosque (Cádiz). 

Una carta de productos andaluces

Los entrantes, abundantes y variados, incluyen una combinación de platos nuevos y otros que se recuperan, reinventados, del Tragabuches original. Entre ellos se encuentran las milhojas de foie y queso de cabra de Ronda con manzana verde caramelizada (1998), el salpicón de mariscos Tragabuches con gamba blanca, langostino y mejillón, o el tartar de gamba blanca de Málaga con mantequilla de oveja y caviar.

Las verduras cuentan con su propia sección en el restaurante, donde se pueden degustar platos como la ensalada de tomate amela a la brasa con sour cream a la moruna. También destacan otras opciones como el puerro asado al carbón de la vega del Guadalhorce con una romesco andaluza o el aguacate de Málaga relleno a la inversa de cocktail de langostinos de Sanlúcar.

Asimismo, el comensal puede observar un apartado dedicado a los huevos, de Manilva, con opciones como la cuña de tortilla de patatas sin cebolla, como le gusta a Dani García o 3 huevos fritos con gambas al ajillo y manteca colorá. A continuación, llega el momento para los arroces, sopas y guisos, entre ellos el arroz meloso de morcilla de Ronda y navajas (1999) o el gazpachuelo cítrico malagueño con gamba blanca y conchas finas.

Otras secciones relevantes en la carta de Tragabuches son la boutique de pescados y carnes de Andalucía a la parrilla, con una selección de la mejor pesca del día traída desde el Mediterráneo y el Atlántico andaluz, y también de las mejores piezas de carne en su punto óptimo de maduración; la de chivo lechal 100% malagueño, una de las razas autóctonas españolas de ganado caprino más importante del mundo, criado en las faldas del Torcal de Antequera; o la dedicada al cerdo ibérico de bellota, especialmente seleccionado para el restaurante.

La propuesta culinaria de Tragabuches se complementa con una carta líquida de excepción y es que su bodega será una inmersión directa en la historia de los grandes vinos clásicos españoles, con una amplia revisión a las regiones vitivinícolas nacionales y mucha profundidad en añadas. En ella se encuentran verdaderas joyas como Marqués de Murrieta Castillo Ygay 1925 o CVNE Imperial Gran Reserva 1928. El comensal también podrá encontrar otra cantidad considerable de añadas fundacionales como Alión 1991 o Pingus 1995, escoltadas por una muy cuidada selección de vinos internacionales.

Ludoteca para niños

Tragabuches es un lugar para toda la familia y los niños tendrán un espacio especial para ellos. De esta manera, los padres pueden disfrutar de una buena comida mientras sus hijos se divierten en la ludoteca, un área infantil equipada con todas las comodidades y pensada para el entretenimiento como un valor añadido. 

Tragabuches se une así al conjunto de restaurantes con los que el Grupo Dani García ya cuenta en su ciudad natal, entre los que se encuentran Lobito de Mar, Leña, Babette, Alelí y Kemuri, su apertura más reciente con una propuesta de cocina japonesa.

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