La II edición del congreso Worldcanic, se celebra estos días en Lanzarote, en concreto en el recinto de los Jameos del Agua, obra de César Manrique, donde se han llevado a cabo las ponencias matutinas, y en elArchipiélago Chinijo, la reserva marina más grande de la Unión Europea, donde el congreso ha llegado en barco para celebrar una comida a bordo.
“Una oportunidad para exponer lo que tiene la isla, una oportunidad para que los lanzaroteños aprendamos de otras culturas con casuísticas geográficas parecidas y sigamos creciendo”, explicaba el consejero delegado de los Centros de Arte Cultura y Turismo de Lanzarote durante la inauguración.
Entre las ponencias, destacó por su interés gastronómico la intervención de Dieuveil Malonga, chef de Meza Malonga LAB (Ruanda), quien estudió y se formó en Alemania pero volvió a su continente para montar un restaurante y “ayudar a la cocina africana, poner en valor sus productos y echar una mano a las nuevas generaciones de cocineros”. Malonga mostró su cocina, en la que utiliza ingredientes de todo África pero, principalmente, de su zona, el Parque Nacional de los Volcanes que une Ruanda, Uganda y Congo, parque que acoge cuatro volcanes y “ofrece una tierra de excelentes cualidades”.
El congolés de nacimiento quiso dejar constancia de la importancia de “cocinar lo que crece en tu región”, una idea que no es nada nueva –“Todas las familias de mi provincia tienen su propia huerta y comen mucha más verdura y pescado que carne”- pero que merece ser recordada en los tiempos que corren, que demandan de más sostenibilidad alimentaria”.
El africano concluía su intervención recordando la importancia de compartir conocimiento y hacerlo mediante la unión de la profesión, ejemplo de ellos es la organización Chefs in Africa que impulsó él mismo y de la que actualmente ya forman parte más de 4.000 cocineros africanos, la mayoría residentes en el continente, y que trabajan para poner en valor su cocina propia.
De volcanes africanos a norte europeos
El islandés Gisli Matthias (restaurante Slippurinn) cerraba las ponencias en los Jameos del agua con una demostración sobre qué es el lujo y cómo sacar provecho a todo el producto sin generar residuos. La lógica de lo local y del aprovechamiento también defendida Malonga.
En este caso, el islandés explicó cómo cocina su isla (Vestmannaeyjar), una de las quince que conforma Islandia. Su paisaje, fauna y flora “constituye su mejor activo”. Es zona volcánica -hace cinco años tuvieron la última erupción- y el calor geotérmico que emite ha sido desde siempre aprovechado para cocinar y calentar los hogares. “Se hacen orificios en la tierra, en la lava, y se pueden preparar platos que no requieran una cocción precisa, como el pan de centeno o el cordero, explicaba el cocinero.
Para el chef, los recursos que la isla ofrece son más que suficientes para elaborar una cocina singular, con identidad propia. “Para nosotros, el lujo no es comer trufa, jamón o caviar, sino algo que solo puedes comer en un lugar en concreto. Por ello, nosotros cocinamos con productos locales, con lo que tenemos en nuestro jardín, en nuestro huerto o en el entorno en lugar de seguir tendencias”.