A nivel europeo, todos aquellos negocios que manipulan alimentos crudos tienen la obligación de regular la protección de la zona de peligro de temperatura de los productos para evitar la proliferación microbiológica y el consecuente riesgo de infecciones bacterianas. En concreto, en España, el Real Decreto 3484/2000 de 29 de diciembre de 2000 insta a disminuir la temperatura de los alimentos de +60°C a +8°C en el menor tiempo posible.
Aunque dicho RD no menciona cómo debe conseguirse este resultado, en la práctica, el único método que garantiza el tipo de enfriado estipulado por la ley es utilizar un abatidor térmico. Así lo indica, la Generalitat de Catalunya, que sí recomienda esta máquina en sus guías de buenas prácticas para restauración y comidas preparadas.
Contar con un abatidor térmico no solo ayuda a las empresas a cumplir con la ley, sino que, además, es bueno para el negocio. Mantiene la calidad nutricional y organoléptica de los alimentos, asegura su vida útil, favorece la inspección sanitaria y la trazabilidad, reduce el riesgo de error humano, facilita el trabajo diario, repercute en la gestión de las compras y reduce la cantidad de personal necesario para manipular los alimentos y los desechos. Es por todo ello que, en Europa, se prevé que la cuota de mercado de estos equipos crezca a una tasa anual compuesta de más del 7% entre 2020 y 2026.
En este marco, la mesa redonda ‘El impacto del abatidor de temperatura sobre el negocio’ ha analizado temas tan relevantes como las razones para apostar por un abatidor de temperatura, motivación sanitaria y mantenimiento de las texturas de los alimentos; los aspectos técnicos de los abatidores y su mantenimiento; su uso práctico en los restaurantes y cocinas; las ventajas para el negocio y su eficiencia y potencial de ahorro en las facturas.
Se puede acceder al evento online a través de youtube.