Tras dos décadas de éxito en el sector hostelero y gastronómico, pasando por reconocidos restaurantes de cocina catalana como Bodegueta de Provença, De Cruz Morales, Medusa 73 (ambos en el mercat del Ninot) u Hotel Villa Emilia, establecimientos de cocina nacional como La triunfal o El Voraz, y referentes modernos como el grupo Tragaluz o Bardot, en 2019 Rodrigo Varela decidió dejar su impronta personal en un nuevo proyecto: Grupo Cabo.
Con una inversión de cerca de 3 millones de euros, en estos 3 años Varela ha creado un proyecto "sólido y solvente" que opera con la visión de liderar la gastronomía descentralizada y que ofrece cocinas elaboradas en barrios brindando una "experiencia diferencial" que, hasta la fecha, sólo era habitual encontrar en zonas turísticas o en el centro.
El Grupo Cabo se conforma de 9 restaurantes y emplea a un total de 112 trabajadores. En la actualidad tiene una facturación de 5 M€ y se prevé una facturación de 8M€ para el ejercicio del 2023. Cabo Bar fue el primer restaurante del grupo y a la vez es el que está en cabeza de facturación, con resultados de 1,5 M€ al año. El resto de establecimientos de la compañía son Casa Cabo, Cabo Nou, Bodega del Cabo, La Barraca, Susheria, Indi y La Mala.
Gastronomía accesible y otras líneas de negocio
El modelo de negocio, en palabras de Rodrigo Varela, se orienta a ofrecer a los vecinos de la ciudad una "gastronomía de calidad, desenfadada y a precios democráticos". En esta sintonía, la periferia y los barrios alejados del centro han sido los centros neurálgicos del crecimiento del grupo.
En sus restaurantes predomina el ambiente desenfadado, una cocina cuidada y una minuciosa selección de vermuts, vinos naturales y cervezas artesanales. Una propuesta esmerada que pone en valor al cliente de barrio, que valora la calidad como cualquier cliente con poder adquisitivo alto.
"Este concepto de gastronomía accesible es, para nosotros, lo que llamamos los chiringuitos urbanos", explica Rodrigo Varela. La construcción de locales con este carácter no es más que el reflejo de la mentalidad callejera que impregna al grupo, la misma que busca la proximidad con la gente de Barcelona.
La segunda línea de negocio es la de cocina viajera. Presente en restaurantes como India o Susheria, se alejan del tapeo que encontramos en los chiringuitos urbanos para ofrecer una carta de fusión asiática y en los que se presenta el mayor número de cervezas artesanas. A diferencia de la variedad de target anterior, en estos restaurantes podemos encontrar un público más adulto y moderno.
La tercera y última línea de negocio, es el de cocina de toda la vida, en el que se repite la variedad del público y en el que se ofrece una cocina de mercado y de proximidad.
Con todo, Grupo Cabo tiene muy clara su visión: "ofrecer al público barcelonés una cocina honesta pensada en aquellos que, sin excentricidades, también quieren disfrutar de la auténtica gastronomía".