¿Cómo ha sido la evolución de The Fitzgerald en estos 10 años?
Carlos Gelaber (CG.) Creo firmemente en que hay que ser fiel a uno mismo. Te dirán mil veces que no puedes hacer algo, que debes hacerlo de otro modo, que no se puede, que es imposible. Pero estos años me han demostrado que cuando crees ciegamente en algo y luchas por ello de una manera libre, respetuosa, humilde y solidaria con el resto de personas que te rodean, puedes llegar a conseguir cosas que creías impensables. Esa ha sido nuestra filosofía desde el primer día. Hemos crecido como empresa, pero sobre todo como personas.
¿Cuáles son las claves para llegar al éxito?
CG. Basamos todo nuestro valor de marca en 3 elementos fundamentales. El primero es la calidad. Como restaurante que somos, no concebimos dar de comer a nuestros clientes si no se trata de un gran producto, hecho con cuidado, cariño y mimo. Trabajamos con las mejores materias primas, carne a la brasa, pan artesano y todo preparado al momento. El segundo es el equipo. Luchamos por crear un entorno de trabajo en equipo retante y motivante para todos los miembros que lo forma. Se trata de construir una empresa donde el mayor valor reside en los seres humanos que asumen afrontar nuevas oportunidades cada día con tal de conseguir sus objetivos, luchando por encontrar su mejor versión. Por último, el tercer valor es la generación de una experiencia original, divertida y disruptiva que el cliente pueda percibir. Es cuidar cada detalle como si fuera el último: el producto, la decoración del restaurante, el packaging, la música, la atención, la luz… Cada elemento, por insignificante que parezca, forma parte de un todo que conforme lo que el cliente tiene como la marca The Fitzgerald en su cabeza.
¿Qué medidas se han llevado a cabo para sortear con éxito las dificultades a las que se enfrenta el sector?
CG. No hay una sola estrategia ni una sola solución para sortear tanta dificultad año tras año. El mundo de la empresa es extremadamente complejo, y en especial el sector de la hostelería es terriblemente competitivo. Pero nosotros siempre hemos visto las dificultades como oportunidades de seguir construyendo nuestro camino. Un camino que nos permitiera expresar lo que llevamos dentro siendo honestos con nuestros clientes y con nuestro equipo, tratando de aportar valor de la forma que se nos ocurra. Conseguir esto y que tu Ebitda sea positivo es muy complicado. Por eso nos sentimos tan satisfechos.
¿Dónde se plantea la expansión de la cadena?
CG. España es grande y tiene ciudades maravillosas. Nos hemos planteado un reto a corto plazo de abrir 10 restaurantes en este 2023. Se dice pronto. Sería un hito impensable hace unos años. Sólo pensar que es realizable ya es un gran éxito. Ya tenemos firmadas grandes ciudades como Barcelona o Sevilla. Pero queremos más. No vamos a conformarnos. Nunca lo hemos hecho y nunca lo haremos.
¿Pensáis en diversificar el negocio?
Por supuesto, ¡el espíritu emprendedor nunca se pierde! De hecho ya hemos arrancado proyectos nuevos que giran en torno a la marca y su operativa diaria que están generando negocio. El más relevante es The Fitzgerald Apparel, nuestra marca de ropa, decoración y complementos donde extendemos la experiencia de nuestros restaurantes con nuestros clientes, dándoles la oportunidad de poder tener en su día a día elementos de Fitz. Algo que empezó como un pequeño proyecto que giraba en torno a controlar las camisetas del personal, se ha convertido en una fuente de ingresos muy notable y, sobretodo, muy divertida para nosotros.
