Pastor señala una clave sobre la que pivota el cambio que están viviendo, a nivel general, todos los sectores económicos en materia de sostenibilidad y es que “nos encontramos ante un cambio de mercado global y no tanto ante un cambio regulatorio. El impacto regulatorio va a ser muy intenso en los próximos 5 años, porque es un marco completamente nuevo que afecta a todas las empresas”.
Pastor explica que el regulador ha buscado de manera intencionada “introducir los cambios en las grandes empresas para impactar en las pequeñas, es claramente una estrategia diseñada para provocar un cambio global y un impacto estratégico y transversal que supera a la RSC tradicional”.
Los hitos más relevantes: qué ha pasado y qué está por venir
“Desde el 2022 y a lo largo del 2023 han entrado las grandes normativas, el sector ha tenido que adaptarse a la nueva directiva de Informes de sostenibilidad CSRD, la taxonomía europea y los Estándares Europeos de Sostenibilidad. Pero en los próximos años (2025-2026) va a continuar entrando en cascada toda una normativa para empresas de más de 250 empleados como la Due Diligence Cadena de Suministro Sostenible y la aplicación CSRD. De manera indirecta el acceso a financiación sostenible y las relaciones comerciales con grandes empresas afectará a las que estén por debajo de este umbral, por lo que todo el sector turístico español estará bajo estos nuevos estándares”, afirma Pastor.
Agua, energía y residuos: la digitalización permitirá ser sostenible
El impacto ambiental y la reducción de la huella de carbono de la actividad turística son aspectos obligatorios para el sector. Varios son los factores que influyen, pero hay cierta unanimidad en destacar los tres principales: consumo de energía y agua y gestión de los residuos.
Las empresas turísticas deberán reportar el total y la proporción de energía renovable en su mix de consumo energético, “la empresa también explicará los planes para gestionar, es decir, transformar, desmantelar o eliminar progresivamente los activos y productos que consumen mucha energía y producen gases de efecto invernadero”, declara Begoña Pastor.
El consumo de agua es otro factor clave, especialmente en un país como España con un riesgo de estrés hídrico cada vez mayor, “las empresas deben divulgar los objetivos que haya fijado en relación con el agua, especialmente aquellos que atañen a la mejora de su calidad y a la reducción de su consumo”, añade Pastor.
La gestión de residuos en la actividad turística es otro de los grandes retos ya que las empresas generan una gran cantidad de residuos de plástico, cartón, papel, vidrio, latas, residuos orgánicos (la mayoría procedentes de cocina y restaurante), líquidos o los considerados como peligrosos.