Aperimax nació en 1993 de la mano de Juan A. Amor Pedraza, que habiendo sido repartidor de la empresa Macoa, tuvo en sus manos la la posibilidad de montar su propia fábrica de frutos secos. Su experiencia le hizo abrirse al mundo y comenzar a vender sus prodcutos en Francia, para luego llegar a otros destinos europeos e, incluso, cruzar el charco a EE UU. Desde 2016, sus hijas Tania y Laura Amor están al frende de la compañía, que se encuentra en pleno plan de crecimiento.
"Este éxito fuera del territorio nacional se debe, entre otras cosas, a nuestra constante apuesta por la especialización; una dinámica que nos lleva a ofrecer siempre un producto de alta calidad, tratado de forma natural, sin aditivos ni conservantes, y ofreciendo al cliente la máxima frescura en su sabor", destacan.
Fieles a los valores de su marca, "tradición, buena alimentación y sabor auténtico", Aperimax lleva a cabo un proceso de elaboración "exclusivo y artesanal", qur va más allá de fabricación y envasado del producto.
Nuevos retos: una producción sostenible
La empresa familiar sigue en la actualidad atenta a las necesidades del mercado y sus clientes, y en esta línea afronta nuevos retos como la gestión sostenible de sus residuos. "Garantizamos una política medioambiental responsable en cada una de las fases que componen la elaboración de nuestros frutos secos, y es que entendemos que conseguir un mundo sostenible es, sin duda, trabajo de todos", se enorgullecen.