La segunda mitad del siglo XIX y las primeras décadas del XX, fueron testigos de un importantísimo movimiento de emigración protagonizado por aquellos emprendedores que cruzaron el Atlántico en busca de sus sueños. El viaje de muchos de ellos tuvo un billete de vuelta y, conocidos como “indianos”, a su regreso, dejaron su impronta en obras sociales, casonas con palmeras, costumbres… ¡y, por supuesto, en la gastronomía!
Así es como nace esa cocina de ultramar, tan presente en el oriente asturiano, y que se puede disfrutar en El Cenador del Convento (Hotel Don Paco. C/ Colegio La Encarnación, 1. Llanes, Asturias. 985400150) a través de recetas que combinan el alma indiana y el producto de cercanía, que llega a diario de las huertas, el mar y las ganaderías de la zona.
Pero también es un lugar donde los amantes de la cocina tradicional pueden encontrar platos de siempre, esos clásicos que nunca pasan de moda.
A su atractiva propuesta gastronómica se une la impresionante ubicación, cargada de historia. Y es que el restaurante se sitúa en lo que originariamente fue la capilla de unantiguo convento de las Agustinas Recoletas -proyectado en el siglo XVII por el arquitecto cántabro Ignacio de Cajigal (autor también de la Capilla de Santa Bárbara de la Catedral de Oviedo) y de estilo barroco- y que, siglo y medio después, durante la Guerra de Independencia, fue tomado como cuartel por las tropas napoleónicas.
Por todo ello, en cada visita, el comensal vive una experiencia inspiradora que fusiona su historia con una cocina que El Cenador del Convento entiende como un homenaje a todos aquellos que en su ir y venir -especialmente a México-trajeron sabores y colores, construyendo un puente sobre el ancho mar a través de gastronomía.
Las recetas combinan ingredientes “de aquí” y “de allí” con el kilómetro cero y es que en el adn de este restaurante, que cuenta con el chef Tomás Gluza al frente de los fogones, se encuentra una comprometida apuesta por el entorno, que se expresa a través de materias primas llegadas a diario de mano de productores de la zona de Llanes, en particular, y de Asturias, en general: carnes y fabes con Indicación Geográfica Protegida, pescados de la rula procedentes de la pesca de bajura y artesanal, productos con la marca de garantía de Alimentos del Paraíso, quesos con Denominación de Origen, mermeladas de los Picos de Europa, sidras de la región…
Tanta es la importancia que le dan a esta cercanía que ponen a disposición del comensal un cuadernillo en el que obtener la información sobre cada uno de los proveedores, invitándoles, incluso, a visitar sus instalaciones.
Entre los platos “indianos” que se pueden disfrutar en El Cenador del Convento están algunos como el Cóctel Acapulco o los Alambres de ternera, con queso de Vidiago fundido y las Costillas ibéricas a la mexicana, con una deliciosa salsa de chile chipotle (servidos ambos con tortillas de maíz), mientras que entre los tradicionales se encuentran propuestas como el Cachopo Cantábrico -de merluza relleno de “oricios” y gambas- y el Cachopo de ternera -con cecina, queso, pimientos y espárragos-, las deliciosas Manitas de cerdo o, por supuesto, cómo no, la magnífica Fabada Asturiana.
Y destacan entre los postres imprescindibles como al Tarta de queso o la Tarta de Manzana, así como Helados artesanos elaborados en la propia localidad.
La cuidada bodega ofrece una selección basada en denominaciones de origen nacionales y también con sidras de nueva expresión muy especiales, como la de hielo o la brut.
En cuanto a los espacios, El Cenador del Convento dispone de una amplia sala dividida en dos alturas, siendo la más elevada donde antaño se situaba el coro, y de una acogedora terraza exterior, dentro del propio recinto, y que invita a alargar las sobremesas al aire libre.