Don Nacho es uno de los principales productores de agave azul en la zona de los Altos de Jalisco, considerada la cuna del tequila y Patrimonio Cultural por la Unesco. Una marca que en 2003, tras más de 30 años cultivando agave, da el salto a la elaboración de su propio tequila. Así nacen los tequilas Don Nacho –blanco, reposado y añejo–, referencias 100% agave azul, extra premium y acogidos a la DO Tequila.
De aroma intenso y penetrante, Don Nacho Blanco es un tequila extra premium 100% agave azul que presenta un color cristalino con brillos plateados fruto de su elaboración tradicional con piñas de agave de una edad aproximada de 8 años. Dulce y con sutiles notas herbáceas y de agave crudo, esta referencia presenta un fresco aroma a té de limón y expresiones cítricas con suaves destellos frutales y florales.
De gran cuerpo y larga permanencia en boca, Don Nacho Reposado presenta un color amarillo pajizo y un característico sabor a agave cocido. Cualidades que adquiere tras su crianza durante 10 meses en barricas de roble americano antes de ser embotellado. De sabor suave, con un ligero dulzor, sabor frutal y especiado, en nariz este destilado cuenta también con notas a frutas, hierbas y especias que se completan a la perfección con sus tonos ligeramente dulces y avainillados.
Proceso de elaboración del tequila Don Nacho
Estos tequilas no contienen ni aditivos ni químicos y se elaboran respetando la tradición artesanal. El proceso comienza en el campo con la plantación de agave azul, una vez la piñaya está madura (suele tardar entre 7 u 8 años) se procede a la jima o cosecha, momento en el que se cortan las pencas u hojas de las plantas con una herramienta conocida como coa dejando sólo la base y el tallo de las mismas.
Una vez la piña está limpia (si es muy grande se corta a la mitad), se cuece en hornos de mampostería con vapor de agua. Es un proceso más lento que llega a durar entre 4 o 5 días y que conserva mejor todas las propiedades organolépticas del agave.
Tras la cocción tiene lugar la molienda, momento en el que se extrae el jugo, este se fermenta con sus propias levaduras en tinas de madera. Los mostos obtenidos se someten a una doble destilación en pequeños alambiques para pasar después al embotellado o al añejamiento.