Valle de Oro es un café que surge de un viaje emprendido por todo el país centroamericano en busca de la excelencia combinada con las prácticas más respetuosas con el medio ambiente. De esta forma es como se ha trabajado mano a mano con la familia Villavicencio, propietarios de la finca Valle del Oro, situada al suroeste de El Salvador bajo el imponente Cerro del Dragón. Se trata de una finca completamente especialmente concienciada con el respeto y cuidado al medio ambiente. Prueba de ello es que sus prácticas de cultivo favorecen la absorción de carbono, evitando así su liberación al ambiente. La familia Villavicencio, responsable de la finca ha implementado prácticas que aúnan la siembra del café con la conservación de los bosques nativos consiguiendo unas cosechas de café de gran calidad, al mismo tiempo que propician el crecimiento de otros árboles frutales que dan sombra a los cafetos. Esta práctica ha derivado en la ausencia de monocultivos y la protección de la biodiversidad de la zona.
En el proceso de cultivo de Valle del Oro da lugar a una obra maestra para los sentidos, un café con notas a cereza negra, caramelo, chocolate con leche y una pizca de té negro, una vez tostado se convierte en una combinación que en el paladar es magia y que vio la luz el pasado 18 de septiembre. El Salvador es protagonista de una larga tradición cafetera y un gran ejemplo es Valle del Oro, que, gracias a su estratégica localización a 1.500 metros de altitud, garantiza un proceso de maduración lenta. Esto sumado a su estratégico sistema de poda, que aprovecha la sombra creada por los árboles y técnicas específicas de poda en surcos. Este meticuloso enfoque garantiza que un tercio de la explotación produzca siempre un café excelente, otro tercio un café aceptable y un tercio esté siempre en fase de crecimiento.
Con la ayuda de Julio Márquez, ingeniero agrónomo encargado de la estrategia en el cultivo, han conseguido aprovechar el poder de la naturaleza para obtener cosechas de gran calidad evitando pesticidas, aditivos y máquinas que alteren el ciclo natural de la naturaleza. Dando lugar a un balance perfecto entre la naturaleza y la actividad humana. Yassir Raïs, CEO y fundador de Syra Coffee afirma que “es un testimonio de sostenibilidad y ética. Al cultivar hierbas y malezas autóctonas en la capa superior del suelo, crean un hábitat natural para los saltamontes, eliminando la necesidad de insecticidas nocivos. Su compromiso de utilizar fertilizantes naturales como la pulpa de café garantiza una relación armoniosa entre la tierra y sus cuidadores”.
La máxima de Syra Coffee desde sus inicios ha sido siempre la democratización del café de especialidad a través de prácticas sostenibles y respetuosas con el entorno. Su modelo de negocio apuesta por soluciones circulares que beneficien al mismo tiempo a las economías locales, las fincas autóctonas y el desarrollo sostenible de la zona. Enfocando su negocio hacia acciones comprometidas con el medio ambiente, desarrollo y la igualdad, prueba de ello es el papel protagonista que tienen las mujeres dentro de la compañía y en las fincas productoras. Es el caso de Irene y Miguel Antonio, caficultores de Valle del Oro, e Irene, representante de la quinta generación de caficultores de la familia Villavicencio, encargados durante muchos años del cultivo en la finca. Gracias a su formación en marketing y comunicación vio un camino de posibilidades con la creación del sello ‘MAV coffee’ el cual engloba todos los cultivos familiares y es sinónimo de excelencia cafetera fusionada con prácticas sostenibles.
El lanzamiento de este nuevo café es un claro ejemplo de la apuesta de Syra Coffee por hacer accesible el café de especialidad a todo el mundo, avalando una de sus máximas, la creación de una comunidad inclusiva y diversa en torno al café de especialidad, para que todos puedan vivir en primera persona la experiencia de un café de calidad todos los días del año. Un viaje por El Salvador con solo un sorbo de café.
