Tras la modificación de la Ley de Arrendamientos Urbanos en 2013 –que deja en manos de las comunidades la regulación del alquiler vacacional– las administraciones se han puesto manos a la obra para establecer los mínimos exigibles para que una vivienda pueda ser usada como alojamiento turístico.
Una de las primeras, el Ayuntamiento de Barcelona, ha prohibido la concesión de nuevas licencias de apertura de pisos para este uso durante los próximos seis meses, después de un notable crecimiento de la oferta en los últimos años. En 2012 el ayuntamiento concedió 2.047 nuevas licencias, a las que se sumaron las 2.317 concedidas en 2013. Hoy en día Barcelona cuenta con 7.480 pisos turísticos.
La tendencia positiva del turismo –los viajes han aumentado mes a mes y el sector hotelero e encamina a finalizar el año con mejores registros que en 2013– ha convertido a las grandes ciudades como Barcelona en el foco de atención del mercado inversor. El incremento de la demanda de edificios de viviendas céntricos y convertibles en apartamentos turísticos se sitúa entre el 20% y 25% con una reducción del plazo de cierre de operaciones, en el último cuatrimestre, “por la presión de compra y ausencia de oferta de calidad a precios competitivos” apunta la consultora inmobiliaria RTV.
Los inversores, family offices nacionales y extranjeros principalmente británicos, franceses, suizos, alemanes o israelíes están dispuestos a invertir entre 3 y 15 millones de euros por activos con buena ubicación “que dispongan de la totalidad del edificio y que estén ya vacíos o se puedan vaciar a corto plazo, además de que permitan efectuar obras de rehabilitación íntegra”.
Inscripción en el registro y tasa turística
Todas las viviendas que son consideradas establecimientos turísticos en la Ciudad Condal deben formar parte del registro y pagar los 0,75 a 2,5 euros de tasa turística que se cobra en Cataluña. Según un informe del Gobierno autonómico, cerca de medio millón de plazas no cumplen este requisito, exponiéndose a sanciones e incluso el cierre.
Con el ejemplo catalán, empresarios u administración andaluces redactan en la actualidad un texto regulatorio que obliga a realizar la inscripción correspondiente en el registro de Andalucía y establece multas de entre 2.000 y 150.000 euros a los apartamentos que no cumplan los requisitos establecidos –estar ubicadas en inmuebles levantados en suelo de uso residencial, contar con ventilación directa exterioren las habitaciones o no exigir más de un 30% de señal, entre otros–.
En el caso de Madrid, el próximo junio se espera aprobar la norma que contempla, por ejemplo, el establecimiento de periodos mínimos de estancia, la libertad para cobrar o no la tasa turística por parte de los municipios, o que las viviendas no podrán ser alquiladas por habitaciones.
Una oportunidad de generar empleo
La regularización de estos negocios es es, según la Plataforma por el Alquiler Vacacional de origen canario, una ventaja para la economía. Según sus datos, este tipo de establecimientos generaron beneficios superiores a los 1.000 millones de euros en 2013.
Al respecto, el Parlamento de Canarias estudiará la modificación de la Ley Turística para regular este modelo de negocio, según anunció recientemente la diputada del Partito Popular canario, Águeda Montelongo, durante un evento de campaña. “ El alquiler vacacional no es un problema, es una oportunidad. Una oportunidad para crear empleo de calidad, para generar ingresos a la comunidad, una oportunidad de diversificar y atender el nuevo público que demanda esta opción para sus vacaciones”, expuso Montelongo.
Según el análisis de la estadística nacional sobre pernoctacones durante 2013 realizado por el Grupo Travelmania, propietario del portal web www.hotelesdechollo.com, la mayoría de los viajeros residentes en España en ese año (un 83%) se alojó en un hotel y mientras que el 17% prefirió acudir a un camping, apartamento o casa rural. Desde el punto de vista de pernoctaciones, los porcentajes varían tímidamente: un 74% se decantó por el sector hotelero y un 26% por el extrahotelero.